Ahí estaba Sofía, como siempre, con ese pañoleta rosa adornando su castaña cabellera, burlándose de mí detrás de esa impecable sonrisa. Ella sabia que mi corazón le pertenecía, me pregunto si acaso fue aquella vez , la primera vez, que cruzamos miradas y sonrisas ,en las clases de catesismo, la recuerdo muy bien, con esos ojos color ámbar que acaparaban el mundo. O fue la vez que durante una gran tormenta, quedamos atrapados debajo de la misma cornisa, reímos tanto que al final olvidamos nuestro miedo por los truenos, o simplemente es ese sentido extra que tienen todas las mujeres, aquel que esta especialmente desarrollado para el “game of love”.
Sus ojos eran los mismos y su sonrisa parecia haber enbellecido con los años, su cuerpo había sufrido una gran metamorfosis, un manantial de agua dulce en la boca mas indigente del Sahara . Una vida habia pasado, pero despuesde todo, detrás de tan majestuosa figura de mujer fatal, yo sabia solo habia una pequeña niña de ojos color ámbar , "mi Sofía", la de las canicas y el juego de muñecas.
Habían pasado muchas Marías, Lauras, Marianas e incluso una Jessica pero jamás había habido otra Sofía, ninguna podía tener ese nombre después de ella, y menos ahora .La vida siempre me había regalado cosas inesperadas pero esto no figuraba ser obra del azar, yo escéptico de cualquier tipo de naturaleza no terrenal, estaba empezando a creer en el “ destiny”.
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